Un consejo para Gerentes que consumen comida rápida

Un gerente no se puede dar el lujo de perder el tiempo. La presión del correcto empleo de recursos, dedicación, solución de problemas debe ser precisa. Eso va para todo, incluso eludir responsabilidades como pasar tiempo con la familia y algo tan valioso como ingerir “los sagrados alimentos”. La presión y la precisión deben ser arriba del 95%.
La concentración óptima en el trabajo para la correcta toma de decisiones pasa por nuestro proceso mental y la comida que ingerimos. Esta comunión, aunque a veces no se le dé la importancia que requiera, es vital.
En Guatemala la opción de comida rápida es agobiante. Solo comemos para salir del paso y no existen, en muchos casos, instrucción o capacitación para aprender a comer correctamente. Aprender a comer requiere tiempo, sacrificio, voluntad, un presupuesto, y paciencia. De que se puede se puede.
Hay una mentalidad extraña en este país donde pareciera que la comida rápida es la más necesaria por los empleos que produce. El mercado está saturado de malas decisiones.
Es curioso ir a los restaurantes de comida rápida y toparse con los comensales que asisten a ese “ritual autodestructivo”. La mayoría tienen algún grado de obesidad. Observe el espacio. A veces solo los que atienden están delgados y eso es por el alto nivel de estrés que manejan para atender. Hasta ellos deben ser precisos en la toma de órdenes y recolección de productos. Un error en una orden, es una pinchadura en la enorme maquinaria de servicio al cliente.
Por eso en estas próximas entregas le daremos algunos consejos para comer saludable. Como le digo esto requiere una inversión de tiempo en donde los sacrificios y la fuerza de voluntad será necesaria para sortear esos dañinos “placeres relámpago” que solo servirán para convertirlo en un enfermo crónico de por vida.