Las dietas ¿funcionan?

La respuesta es sí. Pero si usted, no sigue instrucciones o tiene la voluntad de un político guatemalteco, diputado digamos, no va a funcionar. Es muy probable que usted diga que la dieta no le funcionó porque la hacía 5 días y el fin de semana usted comía como un condenado a muerte. No dejó el alcohol, no hizo ejercicio, sufrió con los antojos de la mañana, los antes del almuerzo, la refacción, post cena y el bocado de la pausa del baño en la madrugada. Definitivamente, así no funcionará.
Como decía un amigo: “yo no le voy a pagar a un nutriólogo para que me ponga a comer pollo con lechuga”. “Le pagás por lo que sabe para mejorar tu salud”, le dije. Al parecer el exceso de peso y las 150 libras extras, que son las más le han costado en invertir, no las quiere dejar ir. En ese caso no hay mucho que se pueda hacer ahí.
La clave es aprender a comer bien. Hacerlo requiere voluntad. La comida no es una enemiga y saber comer es un placer que se gana y se aprende. Le puedo asegurar que una vez se aprende todo será más fácil, tan fácil que le dará risa.
Debemos aprender que los carbohidratos como el pan y las pastas no tienen mayor uso al cuerpo. Que la proteína es lo que más aprovecha para nuestros músculos. Que el cerebro necesita una pequeña cantidad de edulcorante para funcionar y que nuestro organismo es tan inteligente que desechará lo que no necesita. Sin embargo cuando llegan los malos hábitos, nuestro cuerpo guardará lo que no le sirve y empezará a inflamarse y deteriorarse.
Se tiene la percepción que las grasas son el peor enemigo del cuerpo. Esto no es tan cierto. De hecho son más dañinos los edulcorantes que las grasas. Claro, las grasas procesadas son dañinas por la cantidad de químicos. El cuerpo necesita grasa pero debe ser natural y en una cantidad moderada. Pero vamos a hablar de dietas, y vamos a empezar por la dieta Keto para principiantes en la próxima entrega.